Fidel es igual a Cuba

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Hablar de Fidel es relativamente fácil. Cualquiera puede hacerlo. Basta escoger 2 o 3 frases bonitas sobre él, o dichas por alguien respecto a él, y terminar con nuestro renovado compromiso de adorarlo y seguir su ejemplo. Pero, ¿cuánto de concientización hay en eso?

En un ejercicio de estudio sobre el Concepto de Revolución del Comandante en Jefe, los dos fragmentos más mencionados fueron el de “Sentido del Momento Histórico” y “Cambiar todo lo que deba ser Cambiado”. Quienes participaron matizaron con otros fragmentos, casi siempre relacionados con el tema de los valores y principios, de no mentir, la unidad, etc. El resultado daría para una amplia investigación sobre cómo vemos la Revolución y qué esperamos de ella.

Se vuelve una tarea titánica discernir qué quiso expresar Fidel con “Sentido del Momento Histórico” y “Cambiar todo lo que deba ser Cambiado”, pero quien se considere un estudioso de la obra del Comandante, quien pueda decir que aprendió a ser comunista con él, puede llegar a la conclusión de que esas dos primeras líneas de su concepto, lo que en Comunicación se entiende como la Idea Central de lo que usted continuará diciendo, son la base de una construcción inteligente del socialismo en Cuba.

¿Cómo se sigue una línea, un proyecto ajustado al destino necesario, ajustándolo, adecuándolo, para no autodestruirse, ni por acción, ni por omisión? Se vuelve una interesante dicotomía.

Si interpretas incorrectamente el Momento Histórico, la Materialidad Histórica, desde el análisis marxista-leninista de una realidad, del mundo que te rodea, y solo mutas reactivamente ante cualquier acción u obstáculo, olvidarás tus esencias, y tanto Fidel como Martí, dejaron claro con frases parecidas, que el Pueblo que olvida su pasado, no tiene futuro.

Pero, sí dejándolo de interpretar, tampoco reaccionas o lo haces mal, caes en la entropía como Sistema social; ante tu falta de evolución, de supervivencia, mueres.

Respecto al “Momento Histórico”, solo quiero añadir algo, y lo dejo en las palabras del propio Comandante en Jefe, porque muchos olvidan el contexto en qué fue dicho el Concepto.

“Estamos viviendo días de intensa y trascendental lucha. Cinco meses llevamos batallando sin tregua (tema Elián). Millones de compatriotas, todos casi sin excepción, han participado en ella. Nuestras armas han sido la conciencia y las ideas que ha sembrado la Revolución a lo largo de más de cuatro décadas”.

Quién olvida las ideas y cómo cultivar ideas, tiene que asumir que se empantanará en una sociedad cada vez más tecnicista, más primaria, individualizada, más atomizada entre personas con instintos básicamente animales, y otras, no mucho mejores, que sin competencia alguna se consideran superiores cuando solo responden a los mismos instintos básicos que los primeros. Y es a esto a lo que me quiero referir.

Fidel se convirtió en un paradigma. Y solo les ejemplifico que para Platón, el gran filósofo griego, los paradigmas eran los modelos divinos a partir de los cuales las cosas terrestres están hechas. 

En un estudio de la institución en que trabajo, se resaltó que Fidel se había convertido, por más que algunos no lo quieran ver así, en un factor de unidad en Cuba, incluso de un factor de identidad nacional, como también ocurrió con el Che en un momento determinado, y la Revolución. Todos, son “marca registrada”, “denominación de origen”, para Cuba.

Y la significación filosófica, ideológica y política que eso tiene, supera la comprensión de la mayoría de nosotros. Por eso es que se hace tan necesario entenderlo, asumirlo y vivir con el principio de ser fiel al legado de Fidel, pero no como consigna o impostura para mejorar ratings de aceptación. Y su legado no puede nunca deslindarse de textos como este del 5 de junio de 1958:

“Celia:

(…) Al ver los cohetes que tiraron en casa de Mario, me he jurado que los americanos van a pagar bien caro lo que están haciendo. Cuando esta guerra se acabe, empezará para mí una guerra mucho más larga y grande: la guerra que voy a echar contra ellos. Me doy cuenta que ese va a ser mi destino verdadero”.

 “Hay que rescatar a Fidel completo, todo su caudal inagotable de cultura política y de línea política revolucionaria práctica, de maestría en la conducción, de cuidar siempre al pueblo por sobre todas las cosas, de mantener firmemente el poder en todas las situaciones y crear y cuidar los instrumentos de poder, combinar la ética y la política, entender la educación como palanca eficaz para lograr tanto las transformaciones que hacen crecer y ser mejor al ser humano, como las que permiten crear el socialismo, defender la soberanía nacional y practicar el internacionalismo. (…)”, decía el investigador cubano Fernando Martínez Heredia, en mayo de 2017.

Y además, planteaba: “Quisiera, sin embargo, reclamar que no nos quedemos solo con el legado de su pensamiento, ni con la impresionante suma de su actuación pública. No olvidemos nunca al ser humano altruista que no aceptó gozar de triunfos personales y lo compartió todo con su pueblo y con los pueblos, al individuo preocupado por cada persona con la que hablaba o le planteaba un problema, por los compañeros que colaboraban directamente con él, sin guiarse por los cargos o los niveles de cada uno. Lo que se publicó en diciembre pasado acerca de este ser humano Fidel es solo la punta del iceberg.”

“Mil facetas podrían ser evocadas. El austero, ajeno a la ostentación y el oropel, el comandante de abrumadora sencillez para todos los que le conocieron. El individuo infatigable, ejemplo con su actuación que sin palabras de reproche estimulaba a los que se cansaban. El cautivador, presto a gastar su tiempo en cada tarea de enseñar, mostrar o convencer. El dirigente que sabía escuchar, que no temía oír, y era un temible preguntador. El que recordaba los nombres de la gente común, y les preguntaba por sus familiares. El que era siempre el centro, donde quiera que se presentaba, y nunca era el autócrata ante el que hay que bajar la cabeza y obedecer.”

¿Habrá quienes, serían capaces de secuestrar ese legado? ¿Provocar una deslindación aposta entre Fidel y su legado, las instituciones que creo y su Pueblo?

El primer paso para invadir un país o destruir un proyecto es atacar a su figura, satanizarla. Cuando esa figura no está, se ataca a sus seguidores o a su legado. Raúl dijo bien claro que en ausencia de Fidel, es el Partido quien debía asumir su lugar.

¿Es iluso descartar que habrá quienes intenten desmontar todo lo que une a Fidel y la Institucionalidad construida durante 60 años, dígase Medios de Comunicación, Centros de Estudio, Sistema Educacional, organizaciones de Masas y… el Partido, de la Revolución, del Pueblo, de un proyecto genuinamente socialista?

Son preguntas que todos deberíamos hacernos. O, todos los que aún no nos la hemos hecho.

Este país es el más organizado del mundo, o solía serlo, con instituciones para todo y cada etapa de la vida del cubano y eso fue creado por Fidel. Lo cual es una marca de garantía. ¿Sí esas instituciones funcionan mal es culpa de Fidel? ¿Se equivocó? ¿Se dejó engañar, o fue cómplice silencioso de esos engaños?

¿Cuánto camino queda entre esas preguntas y decidir que ha sido un error el Socialismo en Cuba? Quienes pasaron por esa disyuntiva a finales de los años 80, hoy están sufriendo las amargas consecuencias. Nosotros estamos sufriendo las amargas consecuencias.

En estos días visita Cuba, el gobernador de San Petersburgo, Aleksánder Beglov. En su conversación con el Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, destacó la importancia de la continuidad de las ideas de Fidel Castro para las nuevas generaciones. Quizás ellos aprendieron de sus lecciones.

Para los ideólogos de las dudas, del socialismo perfecto, del Marxismo sin guion y sin Leninismo, recupero a Fernando Martínez Heredia, quien en su artículo; “Cuba, los Estados Unidos y el mundo de los contratos”, expresó:

“Estamos viviendo en Cuba un tiempo crucial de enfrentamiento cultural entre el socialismo y el capitalismo. Los que bregamos a favor de la victoria del socialismo estamos obligados a actuar acertadamente y a mostrar con claridad las cuestiones principales, porque, en tiempos como estos, esas cuestiones exigen claridad y determinación”.

Pensemos todos, porque todos seremos responsables de nuestros errores presentes y futuros, no Fidel.

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