Por Yang Fernández Madruga
Foto: Bárbara Suárez Avalos/ Radio Progreso
CAMAGÜEY.- En el contexto actual, el estudio y dominio de los hechos patrios, representa una coraza que preserva la identidad del cubano. La labor de los historiadores resulta esencial para crear un escudo eficiente contra la desmemoria, la colonización cultural y sus “atractivas” propuestas.
Este 1ro. de julio, a propósito del Día del Historiador, la Unión Nacional de Historiadores de Cuba (Unhic), de Camagüey, congratula a varios de sus profesionales y Adelante se aproxima a ellos para conocer sus motivaciones, inquietudes y visión de su oficio en la construcción del país.
Uno de los enaltecidos será el profesor y jefe del departamento de historia de la Universidad de Camagüey Ignacio Agramonte Loynaz, Rolando Otaño Rodríguez. Asegura el joven especialista que “se debe poner la investigación y divulgación en función de la asignatura, una de las más cuestionadas en el presente. Aunque tenemos que lograr mejores resultados en la cobertura y superación de los educandos, contamos con un claustro capaz, y con las condiciones para formar a las nuevas generaciones”.
Se percibe en su palabra la determinación y el compromiso con su profesión: “Nos encontramos en un momento crucial, con el tercer perfeccionamiento del sistema nacional de educación, que en este curso se generalizó para revitalizar los planes de estudios, y particularmente la enseñanza de la historia”. Reafirma que esta es una etapa caracterizada por nuevos enfoques desde el punto de vista historiográfico, y de la materia en sí.
Comenta Otaño Rodríguez que se siente honrado por convertirse en el relevo de profesores de un alto prestigio, como su colega Omelio Caballero Agüero, quien trabaja en el Instituto de Historia, Marxismo Leninismo y Defensa Nacional. “Soy profesor universitario desde 1977. Antes di clases en Secundaria Básica y en un Politécnico, durante cuatro años. Además, soy fundador del primer grupo de Arqueología, en la antigua Universidad Pedagógica José Martí”, refiere el conocedor.
Sobre su pasión como arqueólogo, recuerda que era un mecanismo para motivar a los alumnos, acercarse más a ellos, y moverlos al campo de la investigación, porque “a veces las investigaciones académicas y tradicionales eran algo aburridas, y nuestro trabajo de campo, implicaba recorrer la provincia y regiones cercanas, como Ciego de Ávila, Holguín. Eso creaba una fraternidad entre nosotros, y los alumnos con mejores resultados fueron los más apegados a esta profesión”.
De sus andanzas cuenta la exploración, durante diez años, del asentamiento de los Buchillones, en Ciego de Ávila, en el Chorro de Maíta, en Holguín, donde se hicieron descubrimientos de sitios de transculturación, y en otros enclaves simbólicos, de Camagüey, como Punta del Guincho. Recuerda que allí hallaron, curiosamente, un misterioso cráneo: era de un camello traído por los españoles para transportar caña.
“Tengo 52 años dedicado a la labor de maestro”, dice Omelio, quien ve con optimismo el trabajo de muchos jóvenes sobresalientes, como Mailén Fernández Morejón.
“La Historia de Cuba tiene una carga simbólica de patriotismo, de formación de valores, y eso hay que trasmitirlo en las aulas. Hay nuevos códigos con los que nos hemos acercado a los estudiantes como el uso de las nuevas tecnologías, a través de las bibliotecas virtuales, y también el empleo de propuestas audiovisuales”, refiere esa educadora.
“Aunque la enseñanza me ocupa tiempo, investigo temas relacionados con los procesos migratorios en la región de Camagüey, con énfasis en la emigración española, sobre aspectos como su impacto en la región, la dinámica de su fuerza laboral y las asociaciones que crearon. Es un tema que me emociona y esa misma pasión, trato de inculcársela a mis alumnos”.
La superación y adquisición de saberes de Mailén no podrían materializarse del todo, sin el apoyo del personal del Archivo Histórico Provincial. La directora al frente de esa institución, Marila Almeida Simón, quien también está dentro del grupo de agasajados, tiene 17 años en el mundo de los archiveros, y siente un orgullo por formar parte de un colectivo que ayuda al rescate y preservación del patrimonio de la ciudad.
Explica la especialista que en el centro se atesoran “105 fondos documentales, desde 1700 hasta el año 2000. Hay documentación de la Colonia, la Neocolonia y de la Revolución en el poder. Hay documentos sobre la esclavitud, de colecciones de centrales azucareros, audiencias, movimientos obreros, protocolos notariales. Es muy rica la información que tanto política como cultural se puede investigar allí. Hay fondos muy importantes como las Actas capitulares, documentación donde se aprobaban los acuerdos del cabildo.
Los documentos más antiguos son los protocolos notariales y actas capitulares. Preservamos cartas originales de José Martí, de Máximo Gómez, de Javier de la Vega, hay documentación sobre Ignacio Agramonte, de Carlos Manuel de Céspedes, de Salvador Cisneros Betancourt, entre otras personalidades”.
Confiesa la directiva que las actividades administrativas le han robado tiempo para hurgar entre el caudal de historia, sin embargo, siente satisfacción con el cumplimiento cabal de los servicios y el resultado de las pesquisas, en publicaciones en diferentes formatos y plataformas, que beben de las fuentes de esa institución.
Del amplio público de historiadores que ha visitado los espacios del archivo, se encuentra el presidente de la Unhic, Fernando Manzo Alonso, quien desvela en sus escritos científicos, aconteceres vinculados a la educación en Cuba antes del Triunfo de la Revolución.
“Cuando hurgamos en las páginas, descubrimos que hubo maestros que defendieron con sus ideales el espíritu de la cubanía, enaltecieron la figura de líderes como nuestro Héroe Nacional, José Martí Pérez, el conocimiento y la necesidad de habitar una Patria libre”.
Entre los disímiles retos de la Unhic, en la región, Manzo Alonso, refirió como esenciales la integración con las diferentes instituciones y medios de la provincia, la superación de los asociados y lograr un magisterio de calidad, atemperado a las condiciones de la presente etapa. Él, junto con sus colegas son, como dijera José de la Luz y Caballero, un evangelio vivo.