Por Miguel Ángel Velis Díaz
Profesor de la Universidad de Ciencias Médicas de La Habana. Facultad de Enfermería Lidia Doce, La Habana. Falleció en el 2021.
El Dr. Clemente José Inclán y Costa nació en la ciudad de La Habana, el 19 de marzo de 1879, hijo de Rafael Inclán Castro, natural de Asturias, España, empleado del comercio, y de Catalina Costa Pérez, natural de La Habana, ama de casa.
En 1895 se graduó de bachiller en Artes en el Instituto de Segunda Enseñanza de la capital. Cursó la carrera de Medicina en la Universidad de La Habana; se vinculó a la práctica de deportes y formó parte del equipo de beisbol de la Escuela de Medicina, en el que jugaba la tercera base; durante su carrera, obtuvo excelentes resultados académicos, realizó los ejercicios de grado en el Hospital Universitario Nuestra Señora de las Mercedes (inaugurado en 1886, en sus terrenos se encuentra actualmente la heladería Coppelia), en el que prestó servicios hasta 1958.
En 1902, comenzó su formación como pediatra en el Servicio de Enfermedades de la Infancia del hospital inaugurado con el nombre de Alfonso XIII (1896), que con la ocupación militar norteamericana se llamó Número Uno y, a partir de junio de 1917, Hospital Nacional General Calixto García. Desde 1910 hasta 1960, ocupó la jefatura del Servicio de Enfermedades de la Infancia; su interés por las afecciones de la niñez y la necesidad de trasmitir lo más avanzado en esos estudios lo llevaron, junto con el Dr. Ángel Arturo Aballí, a fundar y dirigir la Revista de Pediatría (1916-1919). El 7 de octubre de 1928 se constituyó la Sociedad Cubana de Pediatría, de la que fue designado Socio de Honor.
Se mantuvo impartiendo docencia en su Cátedra de Patología Experimental, en el pabellón Gordon, del Calixto García, desde 1937 hasta 1944. Desde este año hasta 1956, fue miembro de la Sociedad de Estudios Clínicos de La Habana, miembro fundador y presidente de la Sociedad Cubana de Pediatría por tres periodos consecutivos, presidente del Retiro Médico desde su fundación y de la Comisión Encargada de la Vacunación del BCG en Cuba, Presidente de Honor de la Sociedad Cubana de Historia de la Medicina (1956), así como miembro de la American Academy of Pediatrics de New York, de la Sociedad Colombiana de Pediatría y otras organizaciones científicas extranjeras.
El Dr. Inclán legó para la posterioridad más de 56 publicaciones científicas y docentes entre 1905 y 1962. Fue elegido, en claustro general, rector de la Universidad de La Habana, cargo del que tomó posesión el 13 de febrero de 1930 y al cual renunció por los crímenes y la represión durante la dictadura de Gerardo Machado Morales. El 14 de septiembre de 1944, fue reelegido rector del alto centro de estudios, etapa en la que auspició la creación de la colección Biblioteca de Autores Cubanos de la Universidad de La Habana (1944-1966), y desde entonces fue designado rector de forma ininterrumpida.
Después de siete años y medio en ese elevado cargo, todas las Facultades acordaron por unanimidad aclamar al Dr. Inclán, como el apelativo que le asignara el eminente geógrafo y profesor universitario Dr. Salvador Massip Valdés con certera precisión: “el Rector Magnífico”, “[…] porque Clemente Inclán es un símbolo viviente y esplendoroso de la Universidad y de las Ciencias Médicas […], amante del Alma Mater, compenetrado con ella […]”.
El 27 de enero de 1950 se creó la primera Cátedra Martiana en la Universidad de La Habana, auspiciada por el rector Inclán, con el propósito de comprender la personalidad de José Martí, su obra y su influencia perdurable en la actividad universitaria; posteriormente se extendieron a las otras universidades e institutos de Segunda Enseñanza del país. La actuación del Dr. Inclán, en su segunda etapa como rector (1944-1962), tras seis elecciones consecutivas, es por lo que más se recuerda y reconoce.
Al respecto, Massip expresó:
[…] la bondad era una de sus más preciadas cualidades […] si un estudiante era herido por los esbirros de las fuerzas represivas, Inclán lo llevaba a la Clínica del Estudiante que había fundado en el recinto universitario y si la persecución arreciaba lo albergaba en su propia casa […] velando por la seguridad de sus muchachos; en repetidas ocasiones interpuso sus buenos oficios para que encontraran asilo en embajadas de países amigos, salvando muchas vidas […].
Mérito muy grande de Inclán fue dotar a la Universidad de imprenta propia, en la que se imprimió la Revista de la Universidad […], mérito suyo muy grande haber dirigido la editorial universitaria, que publicó obras muy notables de cubanos contemporáneos y de tiempos pasados […]. Inclán, con el limitado presupuesto de que disponía construyó edificios, equipó laboratorios, adquirió libros para la Biblioteca General, mejoró muchos servicios y además construyó el estadio, al que asistía con frecuencia […].
La educación física de la juventud le preocupaba tanto como su educación intelectual y su elevación moral; la construcción del estadio fue una manifestación concreta de su entusiasmo por los deportes, que le acompañó toda su vida […]. La oposición de Inclán a la dictadura de Batista fue firme y decidida, en los acuerdos del Consejo Universitario que se sucedieron en 1953, 1954 y 1955 están consignadas la defensa de la Universidad y la nación […] Se vio entonces con aprobación espontánea y unánime cuán merecedor había sido Inclán de la dignidad de Rector Magnífico […] con que se premiaran sus constantes esfuerzos en defensa de la Universidad y de toda Cuba […].
El triunfo de la Revolución lo encontró al Dr. Inclán en su puesto de honor, acogió la victoria revolucionaria con el mayor entusiasmo, puesto que había sido uno de sus factores decisivos, su misión estaba cumplida, el Gobierno Revolucionario, en reconocimiento de su admirable ejecutoria y su inquebrantable devoción a la Universidad le confirió la dignidad de Rector Emérito, conservó sus oficinas, sus emolumentos, la misma alta estimación y el profundo respeto que disfrutó hasta su muerte.
El 21 de enero de 1965 a la edad de 86 años, en la clínica Sagrado Corazón, en El Vedado, a consecuencia de un paro respiratorio, falleció este eminente hombre de ciencias. Según testimonio del historiador de la Universidad de La Habana, Dr. Luis F. Le Roy y Gálvez, “[…] se le tendió en el Aula Magna de la Universidad. Las clases fueron suspendidas […] Desde allí fue conducido al cementerio en nutrido conjunto de personas, encabezado por el primer ministro Fidel Castro Ruz, el Dr. Armando Hart Dávalos, ministro de Educación y otras personalidades.
* Tomado de Revista Habanera de Ciencias Médicas, julio-agosto, 2018.