Con motivo de mantener viva la memoria y rendir homenaje a quienes, aunque ya no estén activos o presentes, han dejado una huella luminosa y ejemplar en su trayectoria, José Álvarez y yo visitamos a la profesora e historiadora Sonia López en su hogar. Fuimos recibidos con el mismo cariño, inteligencia, empatía y seguridad que siempre la caracterizaron.

Durante el encuentro, le comentamos sobre el Proyecto de historia de la UNISS, en el cual debería incluirse la vida de varias personalidades emblemáticas desde sus inicios en 1972, siendo ella una figura imprescindible. Sonia se emocionó, sobre todo al escuchar la historia de la institución a la que dedicó toda su vida, aunque con humildad expresó sus reservas sobre poner en primer plano su propia memoria.
Compartir ese espacio con Sonia López, una verdadera leyenda viva, fue un placer para José, William Luna Castro y quien escribe. A lo largo de su carrera, incluso siendo Doctora y con todos sus títulos, nunca mostró soberbia ni actitudes académicas negativas, sino comprensión, empatía y solidaridad con quienes comenzaban en el difícil path de la enseñanza.
Reiteramos nuestro compromiso de seguir visitándola, beber de su sapiencia, robarle su exquisita sonrisa y expresar nuestro amor a quien fue y sigue siendo una extraordinaria maestra de generaciones.
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