Por Mildred de la Torre Molina
Lamentablemente, todavía persiste la costumbre de divulgar la obra y vida de las grandes personalidades de la cultura o de la política al conmemorarse una fecha determinada de su nacimiento o desaparición física. Persiste el poco hábito de convertir en cotidiano, en las aulas o en los eventos, la socialización de sus valores y, mucho menos espacio tienen las críticas hacia sus legados.
Muchas veces, cuando de discusiones colectivas se tratan, referentes a un asunto o acontecimiento concreto o a una personalidad relevante de la historia cultural y política del país, se obvian los referentes historiográficos y sus enseñanzas teóricas metodológicas y conceptuales.
El discurso de los ponentes o conferencistas, generalmente, están marcados por supuestas “novedades” o “descubrimientos” puntuales e interpretativos sin alusiones a las precedencias. Tal parece que los caminos trillados por generaciones de hombres y mujeres del “buen saber” han desaparecido en quienes tienen, en la actualidad, las posibilidades de hacer extensivo sus conocimientos, por diferentes vías, hacia diferentes sectores de la población dentro y fuera del país.
