Varios lectores se me han aproximado —ya sea personalmente o vía email— para indagar acerca del porqué el Día del Historiador en Cuba, que desde 1996 se celebraba cada 19 de julio, desde hace algunos años se conmemora el 1.º de ese mismo mes. Aunque tal rectificación se aclaró en su momento, no creo ocioso volver a abordar ese tema.
Cuando la Unión de Historiadores de Cuba (Unhic) creó esa efeméride, se trató con ella de homenajear al insigne académico Emilio Roig de Leuchsenring, arquetipo de la investigación histórica en Cuba, y se decidió escoger la fecha en que él asumió en 1935 como Historiador de la Ciudad de la Habana. Solo que la bella caligrafía del documento original tiende a confundir y quienes lo revisaron entonces entendieron por 19 un artístico 1.º dibujado dentro del texto. Tal interpretación se le hizo contradictoria a algunos especialistas, pues en otros documentos se señalaba al 1.º como el día de la asunción de Roig al cargo. Se volvió a revisar el original y se comprobó el dislate que se había cometido. Y se llevó a cabo la rectificación.
Roig de Leuchsenring, a quien cierta propaganda que nada tiene que ver con la verdad histórica, trata de minimizar y satanizar, es, sin dudas, un nombre imprescindible en la historiografía cubana. Aunque se le conoce más por su historia de la Enmienda Platt, un título al que no puede relegarse cuando se aborde todo lo relacionado con el ominoso apéndice constitucional, hizo además innumerables e indiscutibles aportes a esta importante ciencia.