A propósito del primer centenario de la fundación del primer Partido Comunista de Cuba

Articulos Cientificos

por Por Manuel Pevida Pupo

Dr. en Ciencias Históricas. Profesor de la Universidad de Oriente.

Las primeras dos décadas de la vida republicana en Cuba se caracterizaron por la precaria situación económico-social y política del pueblo trabajador, debida al sistema explotador capitalista implantado en el país como consecuencia de la dominación imperialista norteamericana entronizada en la República neocolonial burguesa, los efectos negativos que provocó la crisis económica que se produjo al finalizar la Primera Guerra Mundial y la adopción de prácticas racistas y discriminatorias hacia la población negra y mestiza.

Por ello, desde casi los inicios del siglo se produjeron intentos encaminados a la creación de una organización que encabezara los justos reclamos de aquellos sectores más desposeídos y explotados del país; ejemplo de ello fue el surgimiento del Partido Obrero en 1904, el Partido Obrero Socialista en 1905, el Partido Socialista de Manzanillo en 1906, el Partido Socialista de Cuba en ese propio año, la Agrupación Socialista de La Habana en 1918, la Agrupación Socialista de Guanabacoa en 1921 y la Agrupación Comunista de La Habana en 1924, entre otras más.

En este recuento también hay que tener presente la influencia que ejercieron acontecimientos internacionales como la crisis económica que se generó después de finalizada la Primera Guerra Mundial, que provocó la caída de los precios del azúcar y la consecuente disminución de la producción y exportación de ese producto.

Este proceso de creciente polarización política de determinados sectores de la población cubana también estuvo motivado por los ecos revolucionarios que emanaron del triunfo de la Revolución Socialista de Octubre en la Rusia de los zares.

Correspondió a la Agrupación Comunista de La Habana el mérito de la convocatoria para la celebración de un congreso que sería el encargado de dejar fundado el primer Partido Comunista de Cuba, así como la idea de que los delegados que asistieran al cónclave se pronunciaran por el reconocimiento de la Tercera Internacional y la adopción de sus Estatutos, la organización y estructura del partido, la táctica electoral, la organización de la juventud y sobre la función de la prensa del partido.

El 16 de agosto, luego de verificar la presencia de 18 delegados en representación de las cuatro agrupaciones comunistas existentes por entonces, así como de otros invitados, se inició el congreso constitutivo de la nueva organización que se situaría a la vanguardia de las luchas revolucionarias.

Los asistentes se pronunciaron favorablemente por reconocer el papel que ya desempeñaba la Tercera Internacional Comunista, aceptaron sus Estatutos, sus acuerdos y resoluciones, así como por trabajar en su cumplimiento. Uno de los acuerdos más importantes fue el reconocimiento de que la nueva organización política debía ser organizada de forma tal que, con una política justa y clara lograra una influencia activa en las masas, lo que evidenció el reconocimiento de la necesaria vinculación con el pueblo.

En el Partido Comunista de Cuba surgido de aquella reunión militaron hombres de la talla de José Peña Vilaboa, Alejandro Barreiro y Carlos Baliño; este último se convirtió en el enlace directo entre la idea martiana acerca de la necesidad de una organización política que defendiera los intereses de la nación cubana y las nuevas generaciones de patriotas, ya que Julio Antonio Mella estuvo presente en el congreso fundacional y representó a aquella juventud deseosa de luchar por la transformación de la situación que presentaba la República cubana en aquellos años.

La fundación del primer Partido Comunista de Cuba fue el punto culminante de un proceso de búsqueda de una organización que, con pensamiento revolucionario o marxista, guiara las luchas de las clases explotadas del país.

En la ciudad de Santiago de Cuba, la primera célula comunista que reconoció su aceptación de lo acordado en el congreso constitutivo del Partido, realizado casi dos años antes en la capital del país, se creó a mediados del año 1927. Un reducido grupo de trabajadores santiagueros se reunió en la residencia de José Fernández con el representante del Comité Central del PCC, Blas Castillo, para analizar todo lo relacionado con los Estatutos; pocas semanas después quedó fundada la primera célula santiaguera y se designó como secretario general a Eleusipio Aranda Borges.

Los comunistas santiagueros se propusieron la organización de células en los principales centros de trabajo de la ciudad; así surgieron entre los tabaqueros —la primera de ellas— y luego en los tranviarios, panaderos y mineros de El Cristo y Daiquirí; igualmente se extendió la labor de los comunistas hacia otros lugares como Palma Soriano.

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