El Desembarco del Granma, cuando “seremos libres o seremos mártires” se hizo historia en Cuba.

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por UNHIC Filial Villa Clara

El 2 de diciembre de 1956 comenzó a hacerse realidad la frase “seremos libres o seremos mártires”, pronunciada por Fidel Castro poco antes de que el yate Granma iniciara una travesía que cambió la historia de Cuba.

En la madrugada de ese día 82 hombres, con su líder al frente, desembarcaron en una zona de manglares en Las Coloradas, apartado rincón de la actual provincia de Granma, en el oriente de Cuba.

Los expedicionarios habían comenzado el 25 de noviembre una tortuosa travesía desde el puerto de Tuxpan, en México, a bordo del Granma, un yate construido en 1943, que contaba con una eslora de 19,25 metros y apenas cinco de manga.

La nave podía embarcar a solo 20 personas, pero logró recibir en todos sus rincones a aquellos jóvenes, apertrechados con más ideas que armamentos, y empeñados en liberar a Cuba de la tiranía de Fulgencio Batista.

Un año antes de comenzar esa epopeya, tras salir de presidio por el asalto al Cuartel Moncada de Santiago de Cuba, el propio Fidel Castro había asegurado que “como martiano, pienso que ha llegado la hora de tomar los derechos y no pedirlos, de arrancarlos en vez de mendigarlos. La paciencia cubana tiene límites”.

Para agregar más adelante, lapidariamente: “De viajes como este no se regresa, o se regresa con la tiranía descabezada a los pies».

Los avatares de la expedición son bien conocidos: un mar tormentoso, roturas en el motor de la deteriorada nave y el sobrepeso que soportaba hicieron más largo el trayecto y retrasaron la llegada, prevista inicialmente para el 30 de noviembre.

Así coincidiría con el levantamiento armado de la población de Santiago de Cuba, acción concebida en gran medida para desviar la atención de las fuerzas militares sobre el desembarco.

Sin embargo, fracasado el enmascaramiento, los expedicionarios se vieron asediados por el ejército y la aviación batistianas y a duras penas y con fuertes pérdidas lograron llegar a la Sierra Maestra, la principal cadena montañosa de la isla.

Esos parajes se convirtieron en el escenario de la guerra de guerrillas que se desató en los dos años siguientes en las montañas y llanos con un creciente apoyo de la población mediante la lucha clandestina en las ciudades, y que condujo al triunfo revolucionario del 1 de enero de 1959.

El yate Granma devino así en el símbolo por antonomasia de una Revolución.

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