EMILIO ROIG DE LEUCHSENRING Y LA DEFENSA DE LA VERDAD HISTÓRICA

Articulo Divulgativo

UNHIC – Cuba Historiadores – EMILIO ROIG DE LEUCHSENRING Y LA DEFENSA DE LA VERDAD HISTÓRICA

EMILIO ROIG DE LEUCHSENRING Y LA DEFENSA DE LA VERDAD HISTÓRICA


Por UNHIC Guantánamo

Autor: MsC. Grabiel Vargas Guevara

Hay hombre que traspasan las fronteras de su tiempo y se convierten en figuras de obligatoria referencia dentro de determinados procesos y períodos históricos en la historia de una nación. Podemos afirmar con plena seguridad sin temor a incurrir en equivocación alguna que Emilio Roig de Leuchsenring, ocupa ese puesto. Se convirtió en uno de los intelectuales más prominente en la historia y la cultura de nuestro país, autor de una prestigiosa obra político- cultural (al servicio de la soberanía cubana) que podemos ubicar desde mediados de la década de 1920 y que se extendió hasta 1964, año en que le sorprende la muerte.

La Habana su ciudad natal, fue el espacio que propició el caldo de cultivo en cual Emilio Roig de Leuchsenring logró desarrollar sus actividades literarias que lo convirtieron en una figura notoria dentro de la intelectualidad cubana. Dedicó gran parte de sus obras al estudio de las relaciones establecidas entre los Estados Unidos y Cuba.

Aquí sobresalen los trabajos dedicados al papel de La Enmienda Platt como instrumento injerencista impuesto por el gobierno estadounidense a los cubanos y la valía del Ejército Libertador y su Lugarteniente general Calixto García como fuerza decisiva en la derrota española en Cuba en el año 1898.

Los intelectuales del patio se hallaban en un contrapunteo matizado por posiciones ideológicas y sociológicas diferentes en sus debates acerca del papel jugado por los vecinos del norte con respecto a la isla a lo largo del siglo decimónico y en especial el año 1898[1].La situación anteriormente descrita se reflejó a lo largo de los primeros cincuenta años de la República.

Roy hizo frente esas posturas pro-anexionistas que justificaban la intervención militar norteamericana en el año 1898 y sus efectos para el desarrollo nacional. Dando así continuidad a la corriente historiográfica nacionalista iniciada por Enrique Collazo y Tejeda, que ofrecía una vía para reinterpretar las relaciones históricas entre los Estados Unidos y Cuba con el propósito de restituir la verdad histórica acerca de los objetivos imperialistas de esa nación hacia nuestra patria.

El mérito histórico de Emilio Roig de Leuchsenring no sólo se circunscribe a la amplia producción historiográfica que logró aportar a los estudios fidedignos de la historia patria; debemos destacar que también promovió cursos y potenció la publicación de obras que no fueron de su autoría.

En el año 1935 asumió el cargo de Historiador de la Habana. Durante más de tres décadas, Roig se convierte en el principal impulsor del movimiento historiográfico cubano y organizador de los Congresos Nacionales de Historia, idea que nació del excelentísimo investigador Herminio Portell Vilá, y que Roig se transfigura en el alma de estos proyectos.

Al respecto el investigador Félix Julio Alonso López ha planteado:

Dicha proposición fue acogida con verdadero entusiasmo por el Historiador de la Ciudad de La Habana y Presidente de la referida Sociedad, Dr. Emilio Roig de Leuchsenring, quien de inmediato desplegó toda su energía y talento creador para llevar a vías de hecho aquel proyecto. En este sentido, la celebración de los congresos nacionales de historia constituyó un esfuerzo intelectual de enorme relevancia, dentro del fértil entramado de eventos e instituciones culturales que el propio Roig había venido articulando desde la segunda mitad de la década de 1930.[1]

En 1942 se desarrolló el primero de estos magnos eventos, el mismo contó con un gran número de investigaciones sobre las guerras independentistas siendo una de las temáticas más estudiadas por los investigadores cubanos. Uno de estos tópicos fue la del 98, la misma venía ocupando un puesto de preferencia entre los estudiosos locales por las implicaciones que trajo para los países involucrados.

Los hechos acontecidos durante el verano del año 1898 en Cuba dieron fin a cuatro siglos de dominación española y no sólo se circunscribieron a la isla y su entorno, sino que marcaron un hito dentro de la Historia Universal.

En distintas naciones como México, Francia, Italia, Rusia y Alemania se publicaron obras de grandes aportes analíticos y bien documentadas sobre la guerra antes mencionada, la gran mayoría desde un fundamento positivista y sobre la base de la visión de las potencias implicadas.

En Cuba, nación convertida en el teatro principal de operaciones del conflicto, antes de que el gobierno interventor estableciera la República Neocolonial, surgen las primeras obras que abordarían la temática de la guerra recién finalizada. Estos primeros trabajos no fueron privativos de las personalidades históricas participantes en la misma, ni de los sectores de la intelectualidad que se darían la tarea de construir la historia de la isla, también hallaron su espacio en las páginas que emergían dentro de la naciente historiografía cubana (postcolonial) los testimonios de personas sin formación investigativa que se vieron enroladas de manera no directa en los sucesos y decidieron contribuir a perpetuar esos acontecimientos en la memoria histórica de la nación[2].

El debate historiográfico en Cuba en relación con la Guerra Hispano –Cubano-Norteamericana como se ha explicado anteriormente en el cuerpo de este trabajo, fue expresión de posiciones ideológicas y sociológicas diferentes asumidas por los intelectuales cubanos.[3]Lo cual se reflejaría en obras específicas y otras que de manera tangente abordarían la temática objeto de estudio.

Entre las décadas 1920 y 1950 se produce un incremento de la producción historiográfica sobre la guerra del 98. Es precisamente en este período que Emilio Roig Leuchsenring abona el campo historiográfico sobre la temática del 98 con obras que en la mayoría de los casos, constituyen trabajos específicos sobre las Guerra[4] (HCN) pero también realizó algunas investigaciones generales sobre las guerras de independencia contra España donde aborda tangentemente el proceso histórico objeto de nuestra investigación.

De su autoría sobre la temática de la Guerra Hispano-Cubano–norteamericana sobresalen los títulos que aparecieron en el siguiente orden:

En el año 1945 es publicado el texto: 1895 y 1898: Dos guerras cubanas. Ensayo de revaloración”, el cual es un trabajo general sobre el proceso independentista iniciado por los cubanos en 1895.Los acontecimientos del año 1898 y sus consecuencias para la nación cubana son abordados en las temáticas; Guerra hispano-cubanoamericana. Influencia decisiva del Ejército Libertador en la contienda. Los Estados Unidos reiteran su actitud anticubana”. “Derrumbe de ideales revolucionarios”. La obra brinda al público lector una vía para demostrar el papel desempeñado por el Ejército Libertador y el pueblo cubano en el logro de la independencia patria, así como los intereses y el verdadero carácter de la injerencia norteamericana en el conflicto independentista que frustró los ideales libertarios antillanos.[5]

En el propio año 1945 aparece el libro: 13 Conclusiones fundamentales sobre la guerra libertadora de Cuba de 1895”, el cual es un estudio general sobre la Guerra del 95, en los capítulos finales su autor se adentra en la temática del 98. El capítulo 12 titulado: Norteamérica, estado enemigo de Cuba libre”; Roig logra demostrar la actitud mantenida por los círculos de poder de los Estados Unidos desde 1805 hasta 1898, por aspirar el control y dominio sobre la isla de Cuba, llegando a la conclusión que dicho gobierno fue enemigo en todo momento de la independencia de la mayor de las Antillas.

El capítulo 13 nombrado: La Guerra Hispano- Cubanoamericana”; Roig pone en evidencia los verdaderos objetivos que llevaron a los Estados Unidos a intervenir militarmente en la Isla de Cuba. Y la política aplicada durante la campaña militar por este gobierno en relación con el Ejército Libertador y la población pacifica de Cuba[6], a los que consideró como -una turba de rebeldes del colonialismo español, y al mismo tiempo enemigos para los planes hegemónicos estadounidenses sobre el futuro de la Mayor de las Antillas.

En el año 1948 se inició una campaña promovida por La Sociedad Cubana de Estudios Históricos e Internacionales y la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana[7], realizada con el objeto rendir tributo al cincuentenario de la Guerra Hispano-cubanoamericana (1898-1948). Entre los meses de febrero-marzo se desarrolló un curso sobre la Historia de la Guerra Hispano-Cubano-Norteamericana, el cual fue impartido en un total de doce lecciones por el Dr. Herminio Portell Vilá. Debe señalarse que las gestiones realizadas por Emilio Roig de Leuchsenring fueron importantes para el desarrollo de dicho curso.

En el año 1950, es publicada la obra: Cuba no debe su independencia a los Estados Unidos”, la cual ocupa un puesto relevante en correspondencia con la investigación que nos proponemos. Roig en este trabajo logra hacer una valoración analítica sobre los acontecimientos ocurridos en el año 1898 en Cuba. Esta investigación constituye un acto de reivindicación a la participación mambisa en la derrota española, siendo una precisa y objetiva visión de nuestras luchas independentistas. Además de explicar de forma auténtica, la realidad histórica de nuestro proceso de liberación nacional.

La bibliógrafa Araceli García Carranza ha expresado sobre esta obra:

[…] demuestra que el Estado norteamericano fue siempre enemigo de la independencia de Cuba y ofreció en ocasiones ayuda material a España para que conservara la Isla bajo su dominio o la recuperara, si llegaba a perderla, en espera de que la fruta madurara, actitud oficial en evidente contraste con las simpatías del pueblo norteamericano por la independencia de Cuba, voluntad popular escamoteada por la Resolución Conjunta [18 de abril de 1898].[8]

La investigadora Carmen García con respecto a las diferentes tendencias políticas que caracterizó a la historiografía cubana en torno a la Guerra de 1898 y sus consecuencias para el Estado cubano que surgiría tras finalizada la misma, establece que a partir de la publicación de: Cuba no debe su independencia a los Estados Unidos”, por Emilio Roig de Leuchsenring esas posiciones varían.[9]

La obra en gran medida marca el fin de las posiciones contrarias al nacionalismo cubano dentro de la historiografía cubana que analizaban los acontecimientos alrededor de las relaciones Estados Unidos Cuba y en especial la temática del 98. El libro se presentó al IX Congreso Nacional de Historia donde recibió una alta recepción y pasando hacer una fuente de referencia historiográfica en cuanto al estudio del proceso revolucionario de liberación iniciado en el siglo XIX.

En el año 1952 nace su obra: La guerra libertadora cubana de los treinta años: 1868-1898; razón de su victoria”. Publicado en conmemoración del cincuentenario de la República, este es un trabajo que aborda de manera tangente la temática del 98. Roig ofrece un estudio integral sobre el proceso de formación de la nación y la nacionalidad cubana, la gestación, inicios y desarrollos de los procesos emancipadores y su significación. El autor da culminación a su obra resaltando la figura del Lugarteniente General Calixto García artífice del plan para dar sitio a la ciudad de Santiago de Cuba, al cual le concede el título de, estratega triunfador de la Guerra Hispano-cubanoamericana”.

Debemos señalar que Emilio Roig de Leuchsenring, al igual que algunos contemporáneos suyos que dedicaron estudios encaminados a demostrar la importancia de la participación mambisa en la derrota española en el año 1898, incurre en el error de otorgar al general Calixto García el título de: artífice del plan para dar sitio a la ciudad de Santiago de Cuba”, cuando en realidad el plan fue ideado por el general santiaguero Demetrio Castillo Duany[10].

En el año 1955 se publica su libro: La Guerra Hispano-Cubanoamericana fue ganada por el lugarteniente general del ejército libertador Calixto García Iñiguez”. La obra va dirigida a glorificar las acciones desarrolladas por las huestes independentistas cubanas y su Lugarteniente General Calixto García, quienes con su actuación bélica excepcional derrotaron a España.

Entre los aportes más significativos de la misma está la demostración que logra realizar el autor acerca del estado de inoperancia asumida porlas tropas norteamericanas tras ocupar la ciudad de Santiago de Cuba en contraste con las tropas del generalCalixto García, quienes tras la negativa a su entrada a dicha ciudad fueron a combatir a sus tradicionales enemigos al norte de la provincia Oriental.

El autor hace énfasis en la determinación acordada en el 2do Congreso Nacional de Historia (CNH), que no se debía seguir llamando al conflicto Guerra Hispano-americana, que la definición más ajustada a la verdad histórica, la cual tocaba a los cubanos imponer y popularizar es el nombre de Guerra Hispano–Cubano-Norteamericana. El mismo se apoyó en diversas fuentes cubana y extranjeras en la realización de su investigación.

Emilio Roig, fue el promotor de la publicación de la obra del investigador santiaguero Felipe Martínez Arango: Cronología Crítica de la Guerra Hispano-Cubano-Norteamericana”, texto que restituye la verdad histórica de este acontecimiento: la guerra de independencia, ganada por el accionar de las fuerzas mambisas y por la estrategia del Lugarteniente general Calixto García Íñiguez” ajena a los intereses interventores norteamericanos que al final se impusieron.

Roig sobre esta obra argumentó[…] la finalidad que se propuso conseguir y ha logrado cabalmente el autor, de destacar la valiosa participación que tuvo el Ejército Libertador cubano, al mando del General Calixto García Iñiguez, en las operaciones militares que culminaron con la rendición de Santiago de Cuba […]”.[11]

Es importante señalar que la obra de Emilio Roig de Leuchsenring, sin romper totalmente con el estilo predominantemente descriptivo del positivismo, avanza hacia posiciones que rozan con estilos historiográficos más evolucionados, lo cual se observa en algunas de sus obras (especialmente en Cuba no debe su independencia a los Estados Unidos) en las que hace gala no solo de un análisis profundo de los acontecimientos, sino además de una capacidad para establecer los vínculos entre todos los factores que determinan el hecho, logrando un enfoque totalizador de la historia.

De esta manera, podemos considerar a Roig en la transición del positivismo al marxismo en la historiografía de la Guerra Hispano Cubano Norteamericana, y en lo referido a su posición nacionalista muchos después siguieron su senda, pero ninguno lo ha superado.

Su producción literaria constituye piedra angular para todo aquel historiador que intente acercarse a la temática del conflicto de 1898 y sus complejas consecuencias que marcaron de manera indeleble la época histórica en la que transcurrió la peripecia vital del autor investigado.

[1]Existían divergencias políticas acerca de la tutela impuesta por los norteamericanos a Cuba tras la conclusión del año 1898. Situación que se reflejaba en la literatura histórica que se empezaba a construir en las dos primeras décadas de la República Neocolonial. El general Enrique Collazo y Tejeda publica la obra “Los americanos en Cuba” ,en la que asume una posición nacionalista y crítica hacia la actuación de los norteamericanos tras iniciarse la intervención militar en la contienda cubano- española, y la posterior ocupación militar de la Isla de Cuba por los mismos. El libro marca un hito en la historiografía cubana e influye notablemente en una buena parte de la intelectualidad surgida posteriormente. Su argumento parte de hechos testimoniados que facilitan la comprensión del pasado histórico. Además de refutar la dominación norteamericana y las posturas anexionistas reflejadas en algunos textos que defendían dicha presencia en Cuba.

[2]Félix Julio Alonso López: “Los Congresos Nacionales de Historia en tiempos de Emilio Roig de Leuchsenring 1942-1960”, en: http://www.lajiribilla./los-congresos-nacionales-en-tiempos-de-emilio-roig-de-leuchsering-1942-1960-i-parte/.Consultado el 4 de marzo del 2024.

[3]Desde el punto de vista de los testimonios, los ofrecidos por el santiaguero Fernando E. Miranda: “La explosión del Maine” y “La emigración al Caney”, que perseguían la finalidad de conservar la memoria histórica de la ciudad en palabras de su autor. Se sitúan entre los primeros referentes de la historiografía cubana acerca de la temática del 98. El testimonio de José Joaquín Hernández Mancebo, un habitante de la ciudad de Santiago de Cuba que fue testigo de las penalidades y estragos causados por el terrible asedio sobre la urbe, con el título de: “Santiago de Cuba en 1898. Memorias de un bloqueado”, fue publicado en el Tomo X de las Crónicas de Santiago de Cuba. El historiador santiaguero Raúl Ibarra en un artículo publicado en el año 2008 en la Revista literaria y cultural, de Santiago de Cuba, explica que estas memorias de Hernández Mancebo, que aparecen recogidas en el tomo antes mencionado fueron escritas después de más de una década de ocurridos los hechos, a solicitud del propio Emilio Bacardí.

[4]La política estadounidense con respecto a Cuba, sus raíces, así como las relaciones que se generan entre España y los Estados Unidos al calor de la controversia por la isla, hallan un tibio espacio historiográfico en Cuba al término de la guerra directa o indirectamente se trata el tema, en diferentes ángulos, asimilando unos fraternal entre, las posiciones asumidas por Washington con respecto a Cuba, a través de décadas, o combatiendo las actitudes pro-anexionistas del gobierno norteamericano, encaminadas a “controlar” a Cuba en todas las esferas .

[5]Guerra Hispano-Cubano-Norteamericana.

[6]La misma valoración, que realiza sobre los acontecimientos del año 1898, puede hallarse literalmente en la obra del mismo autor, “13 conclusiones fundamentales sobre la Guerra Libertadora cubana de 1895”, Jornadas Nº 34, Centro de Estudios Sociales de El Colegio de México, Fondo de Cultura Económica, México, D. F., 1945.

[7]Una nutrida literatura brinda información sobre la política irrespetuosa dada por el mando militar norteamericano a las fuerzas mambisas y a la población en general de los cuales citaremos algunos ejemplos; Los efectos del bloqueo naval estadounidense a las costas cubanas y en especial los estragos causados por este a la ciudad de Santiago de Cuba. La misma fue blanco de bombardeos procedentes de las unidades navales y de la artillería terrestre norteamericanas, a la escasez de alimentos y agua se sumaron las epidemias. La firma de la rendición de esta urbe devenida en el teatro principal de la guerra acontece el día 16 de julio, acto al que no se permite la presencia de las tropas mambisas que tanto habían contribuido a la victoria sobre España, ni tampoco se acepta la entrada a la ciudad del Ejército Libertador, bajo el pretexto de evitar derramamiento de sangre.

[8]El Dr. Emilio Roig de Leuchsenring ejercía el puesto de Historiador de la Ciudad de La Habana y Presidente de la referida Sociedad.

[9]Araceli García Carranza: “La Guerra hispano- cubano –americana en un repertorio de consulta”.Revista de la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí, Año 109, Nº.1, 2018, p, 119.

[10]Carmen García: “Notas en torno al nacionalismo histórico cubano: Algunos enfoques sobre la intervención norteamericana en la guerra de independencia de Cuba”. En: Jorge Uría González (coord.): Asturias y Cuba en torno al 98/, 1994, ISBN84-335-3081-X, pp., 197-220.

[11]El combatiente mambí y escritor Lino D’ou participante en las acciones militares en apoyo a las tropas norteamericanas durante el año 1898 fue uno de los primeros en brindar la valiosa información que ubica al general santiaguero Demetrio Castillo Duany como el artífice del plan de Aserradero yprotector de los desembarcos norteamericanos en la Costa Este de Santiago de Cuba. El propio Calixto García confesaría en más de una ocasión que la idea de iniciar la ofensiva sobre la ciudad al desembarcar tropas por dicho litoral fue concebido por su subordinado, quien además en la citada reunión sirvió de interprete en las conversaciones sostenidas entre la oficialidad cubana y estadounidense. Para mayor información ver: “Papeles del teniente coronel Lino D’ou”, publicado por la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, Ciudad de La Habana, 1983.

[12]Emilio Roig de Leuchsenring: “Nota explicativa de la primera edición”, en Felipe Martínez Arango: Cronología crítica de la guerra hispano cubanoamericana, Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, La Habana, 1950, p. 25.

Referencias Bibliográficas

· Alonso López,Félix Julio: Los Congresos Nacionales de Historia en tiempos de Emilio Roig de Leuchsenring 1942-1960”, en: La Jiribilla, revista de cultura cubana, ISSN 2218-0869, La Habana, 2021-2022. http://www.lajiribilla./los-congresos-nacionales-en-tiempos-de-emilio-roig-de-leuchsering-1942-1960-i-parte/.Consultado el 4 de marzo del 2024

· García Carranza,Araceli: La Guerra hispano-cubano–americana en un repertorio de consulta”. Revista de la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí, Año 109, Nº.1, La Habana, 2018.

· García, Carmen: Notas en torno al nacionalismo histórico cubano: Algunos enfoques sobre la intervención norteamericana en la guerra de independencia de Cuba”. En: Jorge Uría González (coord.): Asturias y Cuba en torno al 98/,En: Asturias y Cuba en torno al 98/ coord. por Jorge Uría González,1994, ISBN84-335-3081-X, pa,197-220

· Martínez Arango,Felipe:Cronología crítica de la guerra hispano cubanoamericana”, Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, La Habana, 1950

· Roig de Leuchsenring, Emilio: 1895 y 1898: Dos guerras cubanas. Ensayo derevaloración”, Cultural, S. A., La Habana, 1945

· ___________: 13 Conclusiones fundamentales sobre la guerra libertadora de Cuba de 1895”. Revista Jornadas, Volumen 34, publicado por Colegio de México. 1945.

· ___________: Cuba no debe su independencia a los Estados Unidos”. Publicaciones de la Sociedad Cubana de Estudios Históricos e Internacionales, La Habana, 1950.

· ___________: Los Estados Unidos contra Cuba Libre”, Editorial Oriente, Santiago de Cuba, 1982, 2 t.

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