Por: Yamil Sánchez Castellanos
La Revolución triunfante significó todo un acontecimiento político y cultural, que trastocó no solo a Cuba, sino a todo el hemisferio occidental.
Desde los años iniciales de la praxis del nuevo poder revolucionario se produjeron procesos de notable alcance cultural como la Campaña de Alfabetización (1961) y la Reforma Universitaria (1962). Esta última trajo un conjunto de transformaciones en la enseñanza superior cubana, entre ellas el surgimiento de nuevas carreras que, como la Licenciatura en Historia, tributaban a los intereses de consolidar la identidad y unidad nacionales. En este contexto, fue creada la Escuela de Historia de la Universidad de Oriente, al igual que en La Habana y Las Villas. En este último sitio, lamentablemente no se pudo sostener dicha disciplina y desapareció poco después.
Nuestra Escuela de Historia desde sus inicios contó con un claustro de excelencia, entre sus principales figuras se encontraba el profesor e intelectual catalán Francisco Prat Puig, quien fuera fundador de la alta casa de estudios oriental, y fungiría como el primer director de la nueva estructura académica. También se incluyeron otros destacados profesionales de la época como Leonardo Griñán Peralta y Felipe Martínez Arango, a los que pronto se unieron Francisco López Segrera, Augusto García Garcés, Hebert Pérez Concepción, Ramona y Pilar Ruiz Bravo, Octaviano Portuondo y otros.
Tras las primeras graduaciones a partir de 1966 se incorporaría una nueva hornada de egresados con meritorio desempeño profesional, quienes garantizarían la continuidad de la obra pedagógica y científica de aquellos fundadores. Entre los más notorios se hallan Olga Portuondo, Dolores Bessy Ojeda, María Nelsa Trincado, Nelsa Coronado, Adela García, Gladys Estévez y otros. Uno de los ejemplos más notables fue la labor en los estudios de arqueología, cuyo iniciador fue Martínez Arango y, como fiel discípula, continuó la profesora Nelsa Trincado. Lamentablemente después de lograr ser una de las instituciones referentes en esta disciplina en el país y en la región caribeña, por diversas razones se ha retrocedido de manera significativa.
Los años sesenta fueron importantes también por la colaboración de profesores extranjeros, como el checo Bohumil Badura, quien impartió cursos de Metodología de la Investigación a los docentes y el italiano Mario Sabatini. Luego se sumarían los cursos de profesores de la extinta Unión Soviética como resultado de convenios interuniversitarios. Los cursos para trabajadores de los años setenta no solo ampliaron los horizontes de desarrollo intelectual para los proletarios de toda la región oriental del país, sino que posibilitaron engrosar el claustro con varios de sus egresados, entre ellos Argeo Salas, Jorge Aldana Martínez, Andrés Cué Bada, y María Cristina Hierrezuelo Plana. Todos dejaron una huella imperecedera en la trayectoria de la Escuela de Historia santiaguera. Otros graduados de estos cursos, como José Antonio Soto, Eduardo Fuentes Lafargues y Berttha Poveda Santana, dejaron su impronta en otros centros de la educación superior del territorio.
Aunque en 1975 desapareció la Escuela de Historia como estructura académico-administrativa, para dar paso a los departamentos, en lo personal nos enaltece como paradigma en la formación dehistoriadores, continuar asumiendo, al menos de manera simbólica, el término de Escuela de Historia de la Universidad de Oriente. La misma de la que egresarían notables intelectuales y profesores como el reconocido ensayista y director fundador de la Casa del Caribe Joel James Figarola, el investigador del Centro de Estudios Martianos Ibrahim Hidalgo Paz, Rafael Duharte Jiménez, José Antonio Escalona Delfino, José Cernicharo, Rafael R. Soler Martínez, Jorge Berenguer, Bernardo García, Oscar Abdala Pupo, Justo E. Estevanell, Hiram Pérez Concepción, Enrique Moreno Pérez y Sergio Garcés.
Las diferentes generaciones de planes de estudios —desde el A hasta el más reciente Plan E— han apuntado hacia un sistemático perfeccionamiento de la formación del profesional de la historia que exhiben un nutrido grupo de valiosos intelectuales como Damaris Torres Elers, Julio Corbea, María del Carmen Véliz, Israel Escalona Chadez, Delio Orozco, Juan Manuel Reyes Cardero, Ludín Fonseca, Domingo Corbea, Ana Valdés (formados en el Plan A) y Jorge Ulloa, Roberto Valcárcel y María de los Ángeles Meriño (en el Plan B). “Todos estos graduados pueden mostrar con orgullo una producción científica y una labor de promoción histórica muy meritoria, que a su vez enaltece la enseñanza recibida en la Universidad de Oriente”.6 Más recientemente despuntan Mónica García Salgado, Frank Josué Solar Cabrales y en la modalidad a distancia Julieta Aguilera Hernández y Rolando Núñez Pichardo.
En la actualidad, el Departamento de Historia, fiel garante y continuador del legado de la Escuela de Historia de 1962, conmemora junto a su claustro y sus estudiantes el 60 aniversario de su fundación, inmersos en disímiles retos académicos como la formación doctoral y la permanencia de la condición de carrera acreditada de Excelencia por la Junta de Acreditación Nacional del Ministerio de Educación Superior. También con un elevado compromiso social, que nos permite acompañar todos los procesos transformadores de la sociedad, en su condición de una entidad académica creada por y para la Revolución.
6 Manuel Fernández Carcassés y Sissy Indira Gómez Calderín: “Trayectoria histórica del Departamento de Historia de la Universidad de Oriente”, en revista Santiago, no. especial 70 Aniversario de la Universidad de Oriente, 2017, p. 172.
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