Por Yasel Toledo Garnache**
** Periodista, ensayista y narrador. Vicepresidente de la Asociación Hermanos Saíz.
Tal vez Esther, cuando veía a sus niños jugar en la casa, leer o escribir sus primeros versos, nunca imaginó la dimensión que alcanzarían esos dos pequeños. Seguramente durante su adolescencia ya se sentía orgullosa de ellos y, quizá, hasta preocupada por la fuerza de sus ideas y el valor con que las defendían en un contexto tan peligroso. Aquel 13 de agosto de 1957, fregaba en la cocina de su casa, cuando sintió algunos disparos a lo lejos, y su alma, su mente, su corazón… lo supieron: “Me mataron a los muchachos”.
Lágrimas, dolor, impotencia… debe haber sentido aquella maestra de instrucción pública, que perdió en cuestión de segundos a sus dos únicos hijos. Ahí, frente al cine, fueron baleados: dos hermanos morían defendiendo uno al otro […] ¿Cuánto debe haber sufrido también el padre, el juez Luis Rodolfo Saíz?
Casi nunca se dice, pero hacían apenas seis días del cumpleaños de la madre. Aquel 7 de agosto, cuando la felicitaban, ella no podía imaginar lo que sucedería poco después. […]
Escucho y veo a Esther, a la novia de Luis, a sus vecinos…, a tantas personas que los conocieron. Los imagino siempre activos; leen a Martí y a Marx, escriben, polemizan, caminan por su San Juan, sueñan con una Cuba mejor y confían en la inteligencia y el coraje de Fidel y otros barbudos, que desde la Sierra Maestra eran motivación importante.
A mí lado están también los libros Los antepasados, selección de 10 cuentos de Luis Saíz Montes de Oca, con selección y prólogo de Eldys Baratute; y Juventudes, artículos y ensayos de los dos hermanos, recopilados por el investigador y profesor Luis Figueroa.
Impresionan la profundidad y proyección de su pensamiento a pesar de la edad. En textos como “Las razas, el problema racial en Cuba”; “Juventud, fuerza salvadora”; “Juventudes”; “La Generación del Centenario”; “Mártir de Dos Ríos”; “¿Por qué luchamos…?” y “¿Por qué no vamos a clases?” se siente la preocupación social constante que los llevó a escribir, incluso notas sobre política agraria y economía política.
Manantial de ideas y aprendizajes
Su pensamiento merece revisitas constantes para comprender mejor las particularidades de aquella etapa y de una generación que desde sus centros escolares y el activismo revolucionario soñaba con una Cuba no sometida al dominio neocolonial.
Sergio, por ejemplo, en “¿Por qué no vamos a clases?”, expresó: “Ser estudiante […] Es sentir para la redacción de una futura constitución o que Sergio diseñara todo un programa de cinco años para una cátedra martiana, donde debía estudiarse la obra del Apóstol.
En su testamento político: “¿Por qué luchamos?”, ambos hermanos defienden una revolución martiana y socialista, alejada tanto del Tío Sam como del “oso ruso”, una revolución de los humildes, con los humildes y para los humildes. Y para nada debe sorprendernos el distanciamiento de ambos del llamado “socialismo real”, infestado ya en esos momentos por el estalinismo. Es que ellos forman parte de la originalísima tradición marxista cubana de profunda raíz martiana, al igual que Mella, Villena, Guiteras, Pablo, Roa, Fidel y otras destacadas figuras de la lucha revolucionaria del siglo XX.
Luis y Sergio aspiraban a una revolución que naciera de las propias entrañas de la nación cubana, tomando en cuenta la idiosincrasia de la Isla y su inserción dentro del contexto latinoamericano y caribeño, y a un socialismo muy propio, que tuviera como basamento esencial el pensamiento del Apóstol. A 65 años de su desaparición física, estos dos jóvenes siguen siendo semillas en el surco del porvenir luminoso de la Patria e inspiración para las nuevas generaciones de cubanos.
Apuntes breves sobre la obra literaria
La poesía de aquellos dos muchachos, apasionados del arte y la cultura en general, tiene innegables valores literarios. Hay en sus versos amor, romance, incluidos algunos tal vez para muchachas que los hacían suspirar, como “Ayer y hoy”, “Tu recuerdo”, “Aunque quieras volver” y “Vendrás”, en el que se puede leer: ¡Vendrás algún día/ en busca de mi amor!/ Llegarás anhelante/ de las caricias mías/ Volverás a tratar/ de que te ame otra vez/ ¡Vendrás…! lo sé y te espero/ Te espero ansioso/ porque sé que vendrás / y entonces te saludaré/ con la misma frialdad/ de una amiga de ayer.
Cuentos como “Deshonra”, “La pecadora con los ojos vírgenes”, “Los antepasados”, “Mi amante: la tierra”, “Mis cinco dedos del pie izquierdo” y “Sangre en los surcos” muestran la capacidad narrativa de Luis y la preocupación constante por los prejuicios y las dificultades de los campesinos en esa etapa, reflejado con sagacidad en sus letras. Leídos de manera cronológica, se percibe también en los relatos la madurez literaria, que iba alcanzando el autor, con mayor voluntad de atrevimiento y experimentación en cuanto a las formas, como expresa el escritor guantanamero Eldys Baratute en el prólogo del libro Los antepasados (Ediciones Aldabón, 2021).
* Tomado de Cubadebate, 12 de agosto del 2022.
- Jorge Aldana Martínez (1930-2023) - 4 de febrero de 2023
- De Estados Unidos nada nos sorprende y sí hay mucho que temer* - 4 de febrero de 2023
- El General de las Cañas - 4 de febrero de 2023