LIDIA Y CLODOMIRA: HEROÍNAS DEL SILENCIO

Articulo Divulgativo

Por María Caridad Pacheco González, Dra.C. y secretaria de Divulgación y Relaciones Públicasde la Unhic.

El 17 de septiembre de 1958 fueron asesinadas por fuerzas represivas de la tiranía batistiana LidiaDoce Sánchez y Clodomira Acosta Ferrals. Designadas por Fidel para cumplir importantes misiones en La Habana, fueron detenidas el 12 de septiembre de ese año en el apartamento 11 del edificio marcado con el número 271 de la calle Rita, en el reparto Juanelo, en San Miguel del Padrón, donde se ocultaban también los combatientesclandestinos Alberto Álvarez Díaz, OnelioDampiel Rodríguez, Leonardo Valdés Suárez y Reynaldo Cruz Romero, quienes fueron asesinadosde inmediato, mientras que ellas fueron conducidas primero, a la Oncena Estación de la Policía y después, a la Novena, donde las sometierona horribles torturas hasta que el 17 de ese mes, aún con vida, las introdujeron en sacos con piedras y luego de sumergirlas varias veces en el mar las arrojaron a él.

Lidia había nacido el 27 de agosto de 1916, en Velazco, Holguín, y Clodomira, el 1.o de febrero de 1936 en la Sierra Maestra, hoy municipio BartoloméMasó, provincia Granma.

Lidia se sumó al Ejército Rebelde casi con 41 años, en el lugar conocido por San Pablo de Yao, en las estribaciones de la Maestra, cerca de Bayamo;su hijo Efraín, pertenecía a la columna no. 4, al mando del comandante Ernesto Che Guevara, a la que se sumó la guerrillera en 1957 y se convirtióen mensajera.

Clodomira tenía solo 20 años cuando se sumó al Ejército Rebelde, en junio de 1957, sirvió de efectivo enlace entre la columna no. 1 comandadapor Fidel y otras fuerzas que operaban en la Sierra Maestra y en el llano. Fue una intrépidamensajera del Comandante; tímida, dulce, muy despierta, ágil, de gran inteligencia natural,cumplía con eficacia misiones delicadas y de gran riesgo.

En el momento del crimen, Lidia tenía 42 años y poseía un invaluable aval como mensajera valerosay confiable del Che. A sus órdenes había cumplido varias misiones, todas llevadas a feliz término.

Como mensajeras —Lidia del Che y en ocasionesde Fidel, y Clodomira de este último—, habían recorrido en incontables ocasiones los escabrosos caminos que conducían de las empinadas montañas de la Sierra Maestra al llano, desde donde tomaban diversas direcciones para cumplir sus encomiendas.

Lidia había llegado a la capital del país el 27 de agosto de 1958; Clodomira, días después, el 10 de septiembre. Como resultado de una delación, en la madrugada del 12 de septiembre irrumpióen la casa donde se hallaban ocultas junto a otros combatientes clandestinos, un grupo de soldados comandados por los coroneles Esteban Ventura Novo y Conrado Carratalá, connotados sicarios del régimen de Batista.

Las heroínas resistieron el suplicio y las vejaciones,y los verdugos no consiguieron de ellas una delación. No hablaron, no delataron a ningúncompañero ni revelaron ninguna información;ya moribundas, las subieron a una lancha que zarpó al mar, adonde fueron arrojadas.

Sobre las dignas y heroicas cubanas, el Che expresó: “Sus cuerpos han desaparecido, están durmiendo su último sueño, Lidia y Clodomira, sin dudas, juntas, como juntas lucharon en los últimos días de la gran batalla por la libertad […]”.