Por María Caridad Pacheco González*
El 4 de septiembre de 1945 el joven Fidel Castro Ruz arribó a la Universidad de La Habana para comenzar sus estudios en la carrera de Derecho. No imaginaba entonces cuánto significaría su paso por el alto centro docente para su formación como revolucionario marxista y martiano.
En ese momento, Cuba vivía una de las peores etapas de su historia, en la cual se hacían evidentes los rezagos de la revolución frustrada del 33. Elegido delegado de año y tesorero de la escuela de Derecho por la FEU, a la altura del año 1947, ya se encontraba involucrado en acciones en favor de los derechos democráticos del pueblo, en defensa de la soberanía nacional, en contra de la discriminación racial y la corrupción, y en movimientos de solidaridad con Puerto Rico y República Dominicana. Ya mostraba el radical antimperialismo, que mantendrá en años posteriores.
Hace 65 años, el 29 de septiembre de 1947, alrededor de las tres de la tarde, estaba a bordo de una de las embarcaciones que trasladarían a los integrantes de la expedición de cayo Confites, movimiento militar contra Rafael Leónidas Hace 65 años, el 29 de septiembre de 1947, alrededor de las tres de la tarde, estaba a bordo de una de las embarcaciones que trasladarían a los integrantes de la expedición de cayo Confites, movimiento militar contra Rafael Leónidas
En 1948, Fidel participaba en la organización del I Congreso Latinoamericano de Estudiantes, que se celebraría en oposición a la Conferencia de la OEA, patrocinada por los Estados Unidos, en Bogotá, Colombia, cuando consecuente con la idea martiana de que “Patria es humanidad”,2
2 José Martí: “La Revista Literaria Dominicense”, en se sumó al combate en el levantamiento que protagonizó el pueblo colombiano tras el asesinato de Jorge Eliecer Gaitán.
En 1949 estuvo entre los que protestaron por la profanación del Monumento a Martí en el Parque Central. Pero ya a inicios de la década del cincuenta, Fidel comprendió que el proyecto revolucionario cubano debía fundamentarse de forma articulada con las ideaciones martianas más avanzadas y las concepciones marxistas y leninistas.
Fidel había criticado a los dirigentes de la FEU que, por mantenerse en el cargo, se inscribían una y otra vez como alumnos oficiales, dilatando indefinidamente su graduación. En consecuencia, decidió matricular por la libre, y se consagró completamente a los estudios, de modo que en apenas año y medio aprobó cuarenta y seis asignaturas, más de la mitad con la calificación de sobresaliente. Esta hazaña lo hizo acreedor el 13 de octubre de 1950 a tres títulos universitarios: Doctor en Derecho Ci-vil, licenciado en Derecho Diplomático y Consular, y licenciado en Derecho Administrativo.
Los acontecimientos vividos en su Universidad, la de los lances amorosos, triunfos deportivos y manifestaciones solidarias, fueron la forja en la que el joven Fidel se hizo revolucionario y, como él mismo afirmó, le servirían para la larga y difícil lucha que emprendería, poco tiempo después, como martiano y revolucionario cubano.
1 La singular anécdota de la participación de Fidel en la expedición de cayo Confites está contenida en el libro Fidel Castro Ruz, guerrillero del tiempo, de Katiuska Blanco Castiñeira.
2 José Martí: “La Revista Literaria Dominicense”, en Obras completas, t. 5, Centro de Estudios Martianos, La Habana, 2007, p. 468.
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