Fidel Castro y el fracaso de la oposición burguesa a mediados de 1957

Articulo Científico Historia

Por Marlene Irene Portuondo Pajón

A mediados de 1957, la fuerza guerrillera y el prestigio político de Fidel se incrementaron, lo que preocupó a la oposición burguesa y sus líde­res, quienes iniciaron nuevas maniobras ante su decadente influencia. En sus Pasajes de la guerra revolucionaria, el Che escribió:

[…] debíamos contar durante un largo pe­riodo con toda una serie de “amigos” que trataban de utilizar nuestra fuerza militar y la gran confianza que el pueblo ya sentía por Fidel, para sus manejos macabros y, por so­bre todas las cosas, mantener el dominio del imperialismo en Cuba a través de la burgue­sía importadora, ligada estrechamente a los amos norteños.1

Fidel, Raúl Chibás y Felipe Pazos, firmaron el “Manifiesto al Pueblo de Cuba”, más conocido como “Manifiesto de la Sierra Maestra”, el 12 de julio de 1957. Se acordó crear un frente cívico re­volucionario, compuesto por todos los partidos de la oposición, las organizaciones patrióticas y fuerzas revolucionarias, además de nominar un candidato para presidente del futuro Gobierno Provisional, designado por las instituciones cívi­cas, previa renuncia de Batista.

Se indicó no solicitar ni aceptar la intervención de otro país en los asuntos internos en Cuba y no aceptar que ningún tipo de junta militar gobernara la República. Este principio se suprimió en el Pacto de Miami. Fidel lo calificó de una “evidente tibie­za patriótica” y “cobardía que se denuncia por sí sola”. Preguntó a los firmantes: “¿Es que vamos a ser tan cobardes que no vayamos a demandar si­quiera la no intervención a favor de Batista?”2

Se acordó en el Manifiesto… que en el tér­mino de un año, debían celebrarse elecciones libres, democráticas e imparciales, con un pro­grama del gobierno que recogiera algunos de los puntos del programa del Moncada. Según el Che, Fidel hizo hincapié para que lo referente a la Reforma Agraria se planteara más explícitamente. No era fácil hacerlo en aquellas condiciones, era un programa mínimo “[…] que limitaba nuestro es­fuerzo, pero también sabíamos que no era posible establecer nuestra voluntad desde la Sierra Maes­tra”,3 escribió el Che. De forma discreta, se acorda­ban las bases de una unidad revolucionaria.

En este periodo, las fuerzas de la tiranía se debilitaban. Estados Unidos realizó cambios en su táctica con respecto a Batista: Earl Smith se manifestó a favor de una solución “democráti­ca” de la crisis cubana y estableció contactos con representantes de los partidos burgueses de la oposición para unificar a los aliados de Estados Unidos, con el propósito de aislar al movimiento revolucionario.

En octubre de 1957 se reunieron en Miami dife­rentes grupos de oposición: los Partidos Auténtico y Ortodoxo, la FEU, el Directorio Revolucionario y el Directorio Obrero Revolucionario. A la reunión asistió Felipe Pazos que firmó a nombre del 26 de Julio; aunque, como señaló Fidel meses después, el MR-26-7 “[…] no designó ni autorizó ninguna delegación para discutir dichas negociaciones. Em­pero, no habría tenido inconveniente en designarla si se le consulta sobre dicha iniciativa”.4

El 1.o de noviembre se firmó el Pacto de Miami y Fidel afirmó al respecto:

Si las organizaciones que ustedes represen­tan hubiesen considerado conveniente dis­cutir bases de unidad […], dichas bases […] que alteraban en lo fundamental los plan­teamientos suscritos por nosotros en el Ma­nifiesto de la Sierra Maestra, no se podían dar a la publicidad […] sin el conocimiento y la aprobación de la Dirección Nacional del Movimiento. Obrar de otra forma es […] in­vocar fraudulentamente el nombre de nues­tra Organización.5

En Miami, se aprobó la nominación de Felipe Pazos como candidato a la presidencia del país, violando todo acuerdo asumido en el “Manifies­to de la Sierra”. Fue, además, cuestionable “[…] pedir a EE. UU. y la OEA el reconocimiento de esa Junta de Liberación Cubana, dada la guerra civil que existe en Cuba”.6

El 20 de noviembre, “[…] día en que nuestras fuerzas sostuvieron tres combates en el solo tér­mino de seis horas y que da idea de los sacrificios y esfuerzos que, sin la menor ayuda por parte de otras organizaciones, realizan aquí nuestros hombres”, Fidel conoció la indignante noticia. El Movimiento rechazó el Pacto, que comprome­tía su conducta futura sin siquiera haberlo con­sultado; el “Pacto de Miami” afectaba las bases fundamentales de los acuerdos del “Manifiesto de la Sierra Maestra”. Y es que los principios no se negocian. Lo importante para la revolución, “[…] no es la unidad en sí, sino las bases de di­cha unidad, la forma en que se viabilice y las in­tenciones patrióticas que la animen”.7

Al considerar las divergencias con el pacto, Fi­del indicó que la dirección de la lucha contra la tiranía seguiría estando en Cuba en manos de los combatientes revolucionarios y afirmó: “[…] quie­nes quieran en el presente y en el futuro que se les considere jefes de la Revolución, deben estar afron­tando directamente las responsabilidades, riesgos y sacrificios que demanda el minuto cubano”.8

Fidel no desestimó la posibilidad de coordinar planes específicos con dirigentes de cualquier organización oposicionista. Con ese fin, planteó que el nuevo gobierno se regiría por la Constitu­ción del 40 y desarrollaría el programa mínimo de 10 puntos expuesto en el “Manifiesto de la Sierra Maestra”. Tras rechazar la candidatura de Felipe Pazos, ligado a los políticos burgueses, Fidel propuso designar para el cargo de presi­dente provisional a Manuel Urrutia. Asimismo, destacó “[…] la negativa del Movimiento 26 de julio a participar en el gobierno provisional y su decisión de poner todas sus fuerzas moral y ma­terial a disposición del ciudadano idóneo”. Esto no significaba que se renunciara a “orientar y di­rigir al pueblo”.9

La decisión de Fidel truncó las maniobras de politiqueros. “[…] La rápida acción de nuestro jefe —señaló el Che—, con la confianza puesta en el ejército guerrillero impidió que la traición prosperara, y su encendida réplica […] paralizó al enemigo”.10

Los principios esenciales de unidad quedaban expresados por el líder de la Revolución.

1 Ernesto Che Guevara: Escritos y discursos, t. 2, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1967, pp. 197-198.

2 Fidel Castro: “A los firmantes del Pacto de Miami”, 14 de diciembre de 1957, en http://www.fidelcastro.cu/es/correspondencia/los-firmantes-del pacto-de-miami

3 Ernesto Che Guevara: Ob. cit., p. 197.

4 Fidel Castro: Ob. cit.

5 Ibidem.

6 Ibidem.

7 Ibidem.

8 Ibidem.

9 Ibidem.

10 Ernesto Guevara: Ob. cit., p. 121.